Trufa de primera
Una trufa del peso seleccionado, de primera calidad, manteniendo su sabor y aroma pero con posibles imperfecciones superficiales.
Las trufas de esta categoría se cultivan en campos situados en el pueblo de Arcos de las Salinas, a una altitud de 1200 metros sobre el nivel del mar. La altitud juega un papel fundamental en el desarrollo de la trufa, ya que las condiciones climáticas específicas que se dan en estas alturas favorecen la aparición y el crecimiento de este hongo subterráneo.
A mayor altitud, las trufas experimentan inviernos más fríos y veranos más secos, lo que contribuye a un ciclo de desarrollo más lento pero más intenso. Este clima frío y seco es esencial para la formación de los compuestos aromáticos que caracterizan a las trufas de alta calidad, creando un ambiente ideal para que adquieran su sabor y fragancia distintivos. Además, los suelos calizos y bien drenados, comunes a estas alturas, proporcionan los nutrientes necesarios para que el hongo crezca de manera óptima.
Las trufas de calidad primera nacen bajo estas condiciones excepcionales, lo que les otorga un aroma profundo y un sabor robusto. Aunque su forma es irregular y no tan perfecta como las de categoría extra, alrededor del 80% de su superficie está libre de imperfecciones, lo que asegura una buena calidad. Su textura firme y su sabor terroso, con notas amargas y un aroma característico, las hacen muy apreciadas en la cocina gourmet, donde el sabor y la frescura son más importantes que la apariencia.